sábado, 4 de julio de 2009

La calle

A veces pensamos que a las mujeres les gusta que les digamos cosas bonitas y nos olvidamos de que les gusta que les digamos bonito las cosas. Casi nunca recordamos que al final de cuentas todos necesitamos una extraña mezcla entre concepto e instinto, entre cariño y deseo.

Hipocresía es una palabra que hace un buen tiempo no había podido pronunciar. Se me apareció por la mañana cuando me topé con un vecino en el portal, en medio de la labor, en el saludo fingido de algún conductor de bus. Se acostó en mi almohada, me atendió de la forma más pulcra en el bar en el que debo sentirme como en casa y se inmiscuyó poco a poco en mi rutina.

Pero hoy la oí. Y así se conjuró un mal. La oí de labios desconocidos, de los cuales fácilmente hubiera prejuzgado negativamente. Pero ahí está. Ahora sus significado vuelve a mi vida, y entre las tantas cosas que tenemos que aprender y usar en nuestras junglas, vuelve a ser triste y poderosamente, una palabra a ser tenida en cuenta muy a menudo.

A veces olvidamos que queremos amanecer viendo la belleza en una cara y no un simple cara que pudo haber sido bella.

2 comentarios:

Alejocarozo dijo...

Me gusta esa dualidad recurrente en sus descripciones. Cosas bonitas y bonito las cosas, belleza en la cara y cara bella, etc. Creo que en otras entradas también se puede entrever su reflexión sobre la dualidad, meditación que comparto con usted.

El "se me apareció por la mañana" me encanta. Lo dejo por que voy de afán. No me voy sin elegiar un texto mejor que el anterior, con la duda de si le sirvió o no mi consejo en su proceso de creación.

Su amigo.

Diego Andrés dijo...

Sí, son cosas cosas diferentes. Es muy bonito cuando se puede ver un problema entre dos extremos, uno de los cuales siempre nos tienta más pero debemos evitar "enamorarnos" de él.

Es claro que cualquier comentario hecho con actitud crítica y buena intención, siempre sirve.

Un abrazo!